Claudio Solano

Al Bat

Claudio Solano

Jesús Alberto Rubio
beisrubio@gmail.com
 



Claudio Solano fue el pelotero más poderoso de su época en el béisbol mexicano.

Hoy le recuerdo; fue un 4 de enero, de 2007, cuando se fue a integrar el Equipo Ideal Celestial a sus 81 años de vida.

Claudio está catalogado como uno de los mejores bateadores mexicanos de todos los tiempos y por eso está en el Templo de los Inmortales del béisbol de México.

Vio acción durante 19 años en circuitos beisboleros de México y el sur de los Estados Unidos de Norteamérica.

Su trayectoria, por demás notable:

Debutó en 1944 con Carbó en la Liga de Sonora y ahí recibió el mote del “Cometa de Carbó”.

¿Por qué el apodo?: fácil de entender: no es común ver/admirar ¡un cometa y menos de esa estirpe como bateador!

Luego, a la siguiente campaña ganó el título de bateo (.383) ya jugando con Hermosillo.

En la Liga de la Costa del Pacífico, en 1952, jugando con Guaymas pegó .386 coronándose campeón bateador.

Claudio Solano jugó en las ligas de Sonora, Costa del Pacífico, Costa del Pacífico de Estados Unidos, Liga de Texas, Liga Invernal Beto Avila, del Sureste, Tabasqueña, Invernal de Sonora, Norte de Sonora, Arizona-Texas, Arizona-México y Liga Mexicana de verano.

La ley del tolete

Fue la ley del tolete en la desaparecida Liga de la Costa del Pacífico y en la Arizona-Texas, donde en 1954 estableció las marcas de 47 cuadrangulares y la de 38 partidos consecutivos pegando de hit jugando con los Mineros de Cananea.

Antes, en 1952 obtuvo la triple corona con el equipo Cananea: bateó .402, produjo 157 carreras y disparó 41 cuadrangulares. Al año siguiente fue líder de jonrones de la Liga Tabasqueña con 22 batazos de vuelta entera.

Se ubicó a la altura de lo mejor en cualquier béisbol que jugó, fuese en EU o México.

Un jonronero de mucho respeto; un bateador de altos porcentajes; trascendió por lograr en dos ocasiones el trofeo Jugador Más Valioso de la Liga de la Costa, además de representar una personalidad a toda prueba, de gran respeto y estima.

Claudio Miguel Solano Estrella, tan grande como Espino, Ronnie Camacho, Angel Castro y Pedro “Charrascas” Ramírez, hombres que en su tiempo dentro del terreno de juego se llevaron de tu a tu con el poder y el cuadrangular.



Le dio la gloria al “Manopas”

Entre las grandes anécdotas y hazañas de Claudio Solano, imposible olvidar cuando aquella del 16 de enero de 1954 conectó al cierre del noveno episodio el cuadrangular de la victoria (7-6) ante los Arroceros de Cd. Obregón y Don Larsen.

Pero, ¡fíjese que gesto!, al llegar al plato, “El Cometa de Carbó” en medio de la euforia por el gran triunfo al llegar al plato le pidió a sus compañeros que los honores fueran para el pitcher que había ganado el partido en relevo: Jesús “Manopas” Alcántar.

Su sencillez, humildad y grandeza, le llevaron en ese instante a decidir que fuera al “Manopas” a quien cargaran en hombros por todo el campo del desaparecido “Fernando M. Ortiz” y el Parque Madero de enfrente, sí, en medio de la emoción y algarabía que da una victoria de última hora…¡y de qué forma!

Dos años después, cuando el 8 de octubre de 1956 en el Yankee Stadium aquel mismo Don Larsen lanzaba ante los Dodgers lo que hasta hoy ha sido el único juego perfecto en la historia de series mundiales, hacía recorrer por todo Sonora y México el dicho aquel que caracterizó al “Manopas” como “El hombre que venció a Larsen”.

Al lado de grandes estrellas

Los Naranjeros de esa época apantallaban por la calidad de sus jugadores; tan sólo en la campaña del 54-55 abrieron con este line up: Ernesto “Natas” García (2b), Leo Rodríguez (3b), Claudio Solano (lf), Joe Brovia (rf), Leon Kellman (ca), Dick Hogan (cf), Raymundo Garza (1b), Rubén Amaro (ss) y Mel Queen (p). ¡Imagínese la clase de equipo!

Más tarde, en el transcurso de la campaña alinearon a tipos como por Luke Easter, procedente de los Culichis; Bill Thomasson, Santiago Ayala, “El Changarro” Urías, Refugio “Cucón” Bernal, Arnulfo Manzo como relevista; Jimmy Ochoa, Jesús “Chanquilón” Díaz, los pítchers estadounidenses Gene Bearden y Earl Wilson, así como los lanzadores mexicanos José Rayles, Ramón “Manito” Román, Alonso Ruiz, “Manopas” Alcantar y “Memo” Galindo, entre otros.

Otro gran momento de Claudio fue cuando en 1956 ayudó a ganar el título a Hermosillo en aquellas inolvidables series entre los campeones de la Costa y la Invernal Veracruzana venciendo a los Diablos Rojos de México representados por grandes de la época, como Beto Ávila, Jim Rivera, Jim Bunning, Paul Foytack y Johnny Lipon.

Le daban la base… ¡y pegó jonrón!

Una rica anécdota es aquella cuando le pegó un cuadrangular al instante en que estaba recibiendo la base intencional: Le acercaron el lanzamiento ¡y se voló la barda del jardín derecho en el desaparecido estadio “Fernando M. Ortiz!”.

También está aquella del famoso golpe de nocaut que le propinó al ámpayer “Negro” García:

Se hizo una discusión en el plato ya con los Naranjeros en el terreno de juego y el “Sordo” Solano, que jugaba el jardín izquierdo, se dejó venir corriendo desde allá y con un cruzado de derecha dejó como fulminado al ampayer, que medía cerca de un metro 90.

“Fue algo de lo que siempre me arrepentí”, dijo recordando el incidente. “Después le pedí disculpas y nos hicimos amigos”, concluyó.

Claudio Solano ingresó al Salón de la Fama del Beisbol Mexicano en 1983 y forma parte del “Equipo Ideal” del béisbol mexicano de todos los tiempos.

Fue mánager de los Naranjeros de Hermosillo en las séptima y octava temporadas de la Liga Invernal Sonora-Sinaloa; más tarde, destacó como umpire en la LMP entre 1970 y 1975.

Por sus hazañas, el recordado periodista Enguerrando Tapia Quijada, entonces director general del periódico El Sonorense, lo bautizó como “El Sordo de Oro”.

Utilizó siempre el No. 25, mismo que en el estadio de Carbó que lleva su nombre se retiró en una ceremonia efectuada el 20 de marzo de 1996.