Tony Cordoba y su tradicion familiar

Rolitas

Tony Córdoba y su tradición familiar

*Ernesto Córdoba sus mejores marcas con Jalisco

*Francisco Córdoba un sin hit en Grandes Ligas

*Tony Córdoba un baluarte del campeón Diablos

Por Alejandro León Cázares

Rola de Botes Altos.—El Beisbol aparte de ser un deporte de inteligencias, siempre ha sido una tradición familiar sobre todo en el ámbito  latinoamericano, aunque también por el  lado sajón ha habido varios familiares jugando al mismo tiempo. No podemos olvidar a la familia Ripken, o a los tres hermanos Dimaggio.

Pero tratandose de latinos, sobran los ejemplos, desde los hermanos Rojas Alou, hasta los Molina, aquí en México los Rodriguez Ituarte. Los Estrada Soto,  los “Zacatillos” Los Romo, los hijos del gran Héctor Espino, Daniel y Omar, los Arano o la tradicional familia de los Rodríguez, Leo sus hijos y nietos.

Caso parecido es el de los Córdoba, familia originaria de Veracruz. Ernesto Córdoba Delfín, un pitcher nativo de Joachín, Ver. Quien debutó en 1969 con los Charros de Jalisco, vistió la franela de los tapatíos hasta 1975, obteniendo muy buenas marcas en ganados y perdidos. Se metió al libro de récords con la marca de más elevados de sacrificio en un juego con tres para los Alijadores de Tampico en 1979 contra los Tecolotes de Nuevo Laredo. A pesar de sus buenas campañas, terminó su trayectoria de 18 años en la Liga Mexicana con marca de 141-142 en ganados y perdidos, un buen 3.57 en efectividad y 1034 ponches recetados. Lanzó para Jalisco, Alacranes de Durango, Alijadores de Tampico, Bravos de León, Rieleros de Aguascalientes, Águila de Veracruz, Leones de Yucatán y terminó en 1986 con Sultanes de Monterrey.

Francisco Córdoba Rascón, nativo de Cerro Azul, Veracruz, quien debutó con los Diablos Rojos del México, junto con su hermano Ernesto Jr. Quien ya no siguió la carrera, Panchito, como le decían los compañeros se destacó en la franela escarlata y desde un principio los buscadores de talento se fijaron en su manera de pitchear. En 1995 fue líder de pitcheo con marca de 13-0 enn ganados y perdidos, lo que le valió una prueba en el mejor Beisbol del mundo y así llega a la franela de los Piratas de Pittsburgh con los que lanza de 1996 hasta el 2000, y escribe su nombre con letras de oro al lanzar nueve entradas sin hit y sin carrera, hazaña en la que es acompañado por otro gran lanzador mexicano, Ricardo Rincó, quien lo releva en extrainnings y le preserva el sin hit ni carrera, algo único en la historia de los bucaneros de Pittsburgh. Retorna Francisco al beisbol mexicano en 2003 y logra todavía una marca ganadora de 6-5 en ganados y perdidos.

Antonio “Tony” Córdoba, sobrino de Francisco y también veracruzano, es descubierto por Julián Andrade, quien lo lleva a jugar al fuerte beisbol estatal de Chihuahua, y cuando la directiva escarlata se entera de la gran campaña que está teniendo lo reclaman y así viene a dar a la franela escarlata, donde se desarrolla como pez en el agua, siendo parte importante en la obtención del título número 16 de los Diablos Rojos del México.

Esta es una pequeña historia familiar de los Córdoba, todos pitchers y como decía el título de aquella gran película de vaqueros, “Todos los hermanos eran valientes”.

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